Catástrofe aérea en Brasil: ningún rastro de sobrevivientes
Tiempo Argentino/Zetavisión/Z Inter Press/AFP
No habría sobrevivientes entre los restos del avión que se estrelló el martes, con 186 personas a bordo, contra un edificio aledaño al aeropuerto de Congonhas en Sao Paulo, dijo este miércoles el presidente de la aerolínea brasileña TAM, Marco Antonio Bologna.
Casi veinticuatro horas después de la tragedia, que se produjo a las 18H50 del martes (21H50 GMT), los socorristas seguían entregados a la penosa tarea de extraer cadáveres del amasijo de hierros calcinados.
Hasta las 16H00 locales (19H00 GMT) del miércoles se habían recuperado los cuerpos de 173 personas, tres de las cuales fallecieron luego de ser trasladadas a un hospital. Hay además cinco desaparecidos y once heridos, cuatro de ellos graves, de acuerdo con la estatal Agencia Brasil.
Se ignora la cantidad de personas que se hallaban en el edificio o incluso en la calle en el momento del accidente.
Un oficial afirmó que el balance final de víctimas podría ser de unos 200 muertos.
El avión, un Airbus 320 que procedía de Porto Alegre (sur), derrapó al tratar de aterrizar en Congonhas, el más transitado aeropuerto de Brasil y ubicado en plena zona urbana de Sao Paulo.
La nave cruzó una transitada avenida a bajísima altura y acabó estrellándose en un edificio de tres pisos, provocando un gigantesco incendio que el miércoles todavía no había sido totalmente sofocado.
Del otro lado de la avenida, la compañia aérea instaló una célula de asistencia psicológica para los familiares de las víctimas que empezaban a llegar al lugar.
El accidente dio lugar a escenas apocalípticas.
'Muchas personas saltaron por las ventanas del edificio impactado, fue terrible', contó el médico Douglas Ferrari. 'Vi unos veinticinco cuerpos carbonizados en los alrededores del avión y vi una pareja muerta dentro de un auto', agregó.
La caja negra del avión, hallada de madrugada, podría dar la clave de lo acontecido, en un informe que debe salir a la luz en 30 días.
La atención se orienta por el momento hacia el estado de la pista, que fue catalogada como riesgosa en el pasado y que estaba en reparaciones para asegurar el buen drenaje del agua de lluvia, que desde hacía dos días caía de forma persistente en la ciudad.
La pista había permanecido 45 días en reforma y fue reabierta el 26 de junio, aunque aún sin las ranuras que permiten evacuar el agua y refuerzan la buena adherencia del tren de aterrizaje de los aviones.
'La pista estaba lisa como un jabón', dijo bajo condición de anonimato al diario O Globo un piloto de TAM, que considera que Infraero (que se ocupa de la administración de aeropuertos) y la Agencia nacional de Aviación Civil (Anac) deberían haber prohibido el aterrizaje con esas condiciones meteorológicas.
Sin embargo, responsables de TAM dijeron que la pista estaba en buenas condiciones, en tanto el presidente Luiz Inacio Lula da Silva ordenó investigar el asunto 'con rigor y rapidez', al tiempo que decretó duelo nacional por tres días.
La Orden de los Abogados de Brasil (OAB) pidió la renuncia de los responsables por lo que calificó de un 'infierno aéreo' en Brasil.
'Lo que explotó en Congonhas no fue apenas el Airbus de Tam y sus casi 200 víctimas, sino la propia credibilidad del sistema aéreo brasileño. Recomponerla exige la separación inmediata del cargo de todos aquellos implicados en la mala gestión del espacio aéreo brasileño', señaló en una nota el presidente de la OAB, Cezar Britto.
La industria de la aviación de Brasil vive una crisis desde el choque en setiembre pasado en el cielo amazónico de un Boeing 737 de la Gol -cuyos 154 ocupantes murieron- con un jet privado que logró hacer un aterrizaje de emergencia, en lo que hasta ahora era el peor accidente aéreo en el país.
En octubre de 1996, un Fokker 100 de la TAM se estrelló a poco de despegar de Congonhas, con saldo de 99 muertos.
La cotización de las acciones de TAM, que se convirtió en la primera compañía aérea de Brasil tras el ocaso de Varig (declarada en bancarrota el año pasado) caían a media tarde 8,09% en la Bolsa de Valores de Sao Paulo. Las de su concurrente Gol perdían 3,33%. tiempoargentino@gmail.com
Casi veinticuatro horas después de la tragedia, que se produjo a las 18H50 del martes (21H50 GMT), los socorristas seguían entregados a la penosa tarea de extraer cadáveres del amasijo de hierros calcinados.
Hasta las 16H00 locales (19H00 GMT) del miércoles se habían recuperado los cuerpos de 173 personas, tres de las cuales fallecieron luego de ser trasladadas a un hospital. Hay además cinco desaparecidos y once heridos, cuatro de ellos graves, de acuerdo con la estatal Agencia Brasil.
Se ignora la cantidad de personas que se hallaban en el edificio o incluso en la calle en el momento del accidente.
Un oficial afirmó que el balance final de víctimas podría ser de unos 200 muertos.
El avión, un Airbus 320 que procedía de Porto Alegre (sur), derrapó al tratar de aterrizar en Congonhas, el más transitado aeropuerto de Brasil y ubicado en plena zona urbana de Sao Paulo.
La nave cruzó una transitada avenida a bajísima altura y acabó estrellándose en un edificio de tres pisos, provocando un gigantesco incendio que el miércoles todavía no había sido totalmente sofocado.
Del otro lado de la avenida, la compañia aérea instaló una célula de asistencia psicológica para los familiares de las víctimas que empezaban a llegar al lugar.
El accidente dio lugar a escenas apocalípticas.
'Muchas personas saltaron por las ventanas del edificio impactado, fue terrible', contó el médico Douglas Ferrari. 'Vi unos veinticinco cuerpos carbonizados en los alrededores del avión y vi una pareja muerta dentro de un auto', agregó.
La caja negra del avión, hallada de madrugada, podría dar la clave de lo acontecido, en un informe que debe salir a la luz en 30 días.
La atención se orienta por el momento hacia el estado de la pista, que fue catalogada como riesgosa en el pasado y que estaba en reparaciones para asegurar el buen drenaje del agua de lluvia, que desde hacía dos días caía de forma persistente en la ciudad.
La pista había permanecido 45 días en reforma y fue reabierta el 26 de junio, aunque aún sin las ranuras que permiten evacuar el agua y refuerzan la buena adherencia del tren de aterrizaje de los aviones.
'La pista estaba lisa como un jabón', dijo bajo condición de anonimato al diario O Globo un piloto de TAM, que considera que Infraero (que se ocupa de la administración de aeropuertos) y la Agencia nacional de Aviación Civil (Anac) deberían haber prohibido el aterrizaje con esas condiciones meteorológicas.
Sin embargo, responsables de TAM dijeron que la pista estaba en buenas condiciones, en tanto el presidente Luiz Inacio Lula da Silva ordenó investigar el asunto 'con rigor y rapidez', al tiempo que decretó duelo nacional por tres días.
La Orden de los Abogados de Brasil (OAB) pidió la renuncia de los responsables por lo que calificó de un 'infierno aéreo' en Brasil.
'Lo que explotó en Congonhas no fue apenas el Airbus de Tam y sus casi 200 víctimas, sino la propia credibilidad del sistema aéreo brasileño. Recomponerla exige la separación inmediata del cargo de todos aquellos implicados en la mala gestión del espacio aéreo brasileño', señaló en una nota el presidente de la OAB, Cezar Britto.
La industria de la aviación de Brasil vive una crisis desde el choque en setiembre pasado en el cielo amazónico de un Boeing 737 de la Gol -cuyos 154 ocupantes murieron- con un jet privado que logró hacer un aterrizaje de emergencia, en lo que hasta ahora era el peor accidente aéreo en el país.
En octubre de 1996, un Fokker 100 de la TAM se estrelló a poco de despegar de Congonhas, con saldo de 99 muertos.
La cotización de las acciones de TAM, que se convirtió en la primera compañía aérea de Brasil tras el ocaso de Varig (declarada en bancarrota el año pasado) caían a media tarde 8,09% en la Bolsa de Valores de Sao Paulo. Las de su concurrente Gol perdían 3,33%. tiempoargentino@gmail.com
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