Elisa Carrió vinculó al kirchnerismo con empresas señaladas por el crimen de Espinoza
Tiempo Argentino / Zetavisión / Z Inter Press
La candidata presidencia por Coalición Cívica ratificó su inocencia al declarar en la primera audiencia del juicio por calumnias e injurias que motorizó el empresario Héctor Antonio.
La candidata presidencial por Coalición Cívica, Elisa Carrió, vinculó hoy ante la Justicia al kirchnerismo con la compañía de pesca Conarpesa y el empresario Héctor Antonio, a la vez que se mostró convencida de que éstos deben ser investigados por el asesinato, en 2003, de su rival en los negocios Raúl "Cacho" Espinosa, en Puerto Madryn.
En el intento de fundamentar sus afirmaciones, en la primera audiencia del juicio que le entabló Antonio por calumnias e injurias, la querellada aportó al debate la grabación de una conversación suya con Lorena Gabarrus -mujer de Espinosa- en la que ésta reveló: "Héctor Antonio es la cabeza de todo esto".
A lo largo de ese diálogo reproducido en la audiencia celebrada en el juzgado correccional número 11, Gabarrus -única testigo del crimen y quien identificó al supuesto sicario- también reveló que luego del homicidio recibió una llamada de Antonio y el empresario ofreció comprarle sus acciones en la pesquera San Isidro, de la cual Espinosa era accionista.
También pudo oírse en la sala cómo Gabarrus contaba a su interlocutora que "todas las pesqueras pusieron plata en la campaña electoral de Kirchner" y que hasta Espinosa "puso 60.000 dólares en la campaña, que pagó en tres cuotas de 20 mil cada una".
Así Carrió, frente al juez Luis Schlegel, trató de instalar la hipótesis de que el asesinato de Espinosa, ocurrido el 30 de octubre de 2003 cuando arribaba a su casa en Puerto Madryn, tuvo como móvil el afán de otras empresas por hacerse con el control de San Isidro, algo a lo que la víctima se oponía por estar enemistado con los dueños de Conarpesa.
Más tarde en la audiencia, el propio Antonio admitió que efectuó ese ofrecimiento de comprar a Gabarrus sus acciones sin resultado positivo, e incluso reconoció que "yo compré la parte de Alicia Martínez y los tres hijos" -primera esposa de Espinosa- con destino a "Juan Alvarez Cornejo", fundador de Conarpesa y adversario en negocios del asesinado.
Durante un descargo que fue mechando con fuertes consideraciones políticas, Carrió aseguró que a principios de 2003, cuando visitó Puerto Madryn, "la ciudad estaba llena de carteles Kirchner-Conarpesa" e inclusive añadió que el entonces candidato a la Presidencia "iba a hacer un acto en el estadio Brown donde jugaban los equipos de básquet y voley de Conarpesa". "Gabarrus me dijo que Rudy Ulloa Igor (ex chofer del ahora Presidente) y Claudio Uberti (recientemente desplazado del ente de control de autopistas por el escándalo del venezolano con los 800 mil dólares) eran los que pedían plata a las pesqueras para la campaña electoral de Kirchner" y hasta precisó que "quien más insistía era Uberti".
Y también llamó la atención sobre la coincidencia de que Antonio, Fernando Alvarez Cornejo, presidente de Conarpesa, y el ministro de Infraestructura, Julio De Vido, la querellaron por sus declaraciones acerca del negocio de la pesca en la Patagonia y el crimen de Espinosa.
"Hay una suerte de íntima conexión entre los tres -disparó- porque De Vido es amigo de Antonio", que es hijo del financista histórico del peronismo Jorge Antonio y representa a la empresa Pescafina, comercializadora en Europa del langostino que Conarpesa captura en los caladeros del mar argentino austral.
Al redondear su defensa, Carrió insistió con que "yo nunca le imputé delitos al señor Antonio, sino que planteé a la Justicia una línea de investigación" para esclarecer el crimen de Espinosa y remató: "Yo hablé para colaborar con la Justicia de la Nación y siempre dije la verdad".
En el turno de los testigos compareció Antonio y recalcó que nunca estuvo imputado ni lo citaron de la Justicia en relación a la muerte de Espinosa, así como tampoco en las investigaciones por la "Operación Langostino" de tráfico de drogas ni en la pesquisa sobre las actividades de lavado de dinero atribuidas al banco BCCI de Gaith Pharaon. "Yo no aparezco en todo esto hasta que la doctora Carrió me metió gratuitamente en el tema", afirmó el querellante, y se lamentó de que el efecto en su vida privada y laboral de las acusaciones contra él "fue devastador porque en 2004 Carrió tenía muchos más crédito político y era la jefe de la oposición".
Y justificó su querella contra la candidata presidencial para que Carrió "vea el daño que sus palabras puedan causar a cualquier ciudadano normal aunque dé rédito político". Finalmente el juez Schlegel dispuso un cuarto intermedio hasta el lunes 27, a las dos de la tarde, cuando los defensores Mariana Stilman y Gerardo Conte Grand -ex diputado peronista- formularán los alegatos defensivos y el abogado querellante Jorge Sandro haga lo propio. Luego Carrió dirá unas últimas palabras antes de la sentencia. tiempoargentino@gmail.com
La candidata presidencial por Coalición Cívica, Elisa Carrió, vinculó hoy ante la Justicia al kirchnerismo con la compañía de pesca Conarpesa y el empresario Héctor Antonio, a la vez que se mostró convencida de que éstos deben ser investigados por el asesinato, en 2003, de su rival en los negocios Raúl "Cacho" Espinosa, en Puerto Madryn.
En el intento de fundamentar sus afirmaciones, en la primera audiencia del juicio que le entabló Antonio por calumnias e injurias, la querellada aportó al debate la grabación de una conversación suya con Lorena Gabarrus -mujer de Espinosa- en la que ésta reveló: "Héctor Antonio es la cabeza de todo esto".
A lo largo de ese diálogo reproducido en la audiencia celebrada en el juzgado correccional número 11, Gabarrus -única testigo del crimen y quien identificó al supuesto sicario- también reveló que luego del homicidio recibió una llamada de Antonio y el empresario ofreció comprarle sus acciones en la pesquera San Isidro, de la cual Espinosa era accionista.
También pudo oírse en la sala cómo Gabarrus contaba a su interlocutora que "todas las pesqueras pusieron plata en la campaña electoral de Kirchner" y que hasta Espinosa "puso 60.000 dólares en la campaña, que pagó en tres cuotas de 20 mil cada una".
Así Carrió, frente al juez Luis Schlegel, trató de instalar la hipótesis de que el asesinato de Espinosa, ocurrido el 30 de octubre de 2003 cuando arribaba a su casa en Puerto Madryn, tuvo como móvil el afán de otras empresas por hacerse con el control de San Isidro, algo a lo que la víctima se oponía por estar enemistado con los dueños de Conarpesa.
Más tarde en la audiencia, el propio Antonio admitió que efectuó ese ofrecimiento de comprar a Gabarrus sus acciones sin resultado positivo, e incluso reconoció que "yo compré la parte de Alicia Martínez y los tres hijos" -primera esposa de Espinosa- con destino a "Juan Alvarez Cornejo", fundador de Conarpesa y adversario en negocios del asesinado.
Durante un descargo que fue mechando con fuertes consideraciones políticas, Carrió aseguró que a principios de 2003, cuando visitó Puerto Madryn, "la ciudad estaba llena de carteles Kirchner-Conarpesa" e inclusive añadió que el entonces candidato a la Presidencia "iba a hacer un acto en el estadio Brown donde jugaban los equipos de básquet y voley de Conarpesa". "Gabarrus me dijo que Rudy Ulloa Igor (ex chofer del ahora Presidente) y Claudio Uberti (recientemente desplazado del ente de control de autopistas por el escándalo del venezolano con los 800 mil dólares) eran los que pedían plata a las pesqueras para la campaña electoral de Kirchner" y hasta precisó que "quien más insistía era Uberti".
Y también llamó la atención sobre la coincidencia de que Antonio, Fernando Alvarez Cornejo, presidente de Conarpesa, y el ministro de Infraestructura, Julio De Vido, la querellaron por sus declaraciones acerca del negocio de la pesca en la Patagonia y el crimen de Espinosa.
"Hay una suerte de íntima conexión entre los tres -disparó- porque De Vido es amigo de Antonio", que es hijo del financista histórico del peronismo Jorge Antonio y representa a la empresa Pescafina, comercializadora en Europa del langostino que Conarpesa captura en los caladeros del mar argentino austral.
Al redondear su defensa, Carrió insistió con que "yo nunca le imputé delitos al señor Antonio, sino que planteé a la Justicia una línea de investigación" para esclarecer el crimen de Espinosa y remató: "Yo hablé para colaborar con la Justicia de la Nación y siempre dije la verdad".
En el turno de los testigos compareció Antonio y recalcó que nunca estuvo imputado ni lo citaron de la Justicia en relación a la muerte de Espinosa, así como tampoco en las investigaciones por la "Operación Langostino" de tráfico de drogas ni en la pesquisa sobre las actividades de lavado de dinero atribuidas al banco BCCI de Gaith Pharaon. "Yo no aparezco en todo esto hasta que la doctora Carrió me metió gratuitamente en el tema", afirmó el querellante, y se lamentó de que el efecto en su vida privada y laboral de las acusaciones contra él "fue devastador porque en 2004 Carrió tenía muchos más crédito político y era la jefe de la oposición".
Y justificó su querella contra la candidata presidencial para que Carrió "vea el daño que sus palabras puedan causar a cualquier ciudadano normal aunque dé rédito político". Finalmente el juez Schlegel dispuso un cuarto intermedio hasta el lunes 27, a las dos de la tarde, cuando los defensores Mariana Stilman y Gerardo Conte Grand -ex diputado peronista- formularán los alegatos defensivos y el abogado querellante Jorge Sandro haga lo propio. Luego Carrió dirá unas últimas palabras antes de la sentencia. tiempoargentino@gmail.com
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