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viernes, 18 de diciembre de 2009

Cumbre de Copenhague : Recta final

Tiempo Argentino / Zetavisión / Zeta Inter Press

El jefe medioambiental de Naciones Unidas, Yvo de Boer, ha expresado sus dudas sobre la organización de futuras reuniones sobre cambio climático. La enorme cantidad de acreditados para la cumbre que tiene lugar en estos días en Copenhague, ha supuesto riesgos de seguridad que nadie había previsto. La noche del miércoles al jueves grupos de manifestantes ocuparon algunas salas de conferencias.



Paquetes sospechosos en los pasillos, interrupciones en las asambleas, manifestantes que suben a los podios. En las calles de la capital danesa se han registrado incidentes de gran violencia, pero el Centre Bella, donde tiene lugar la cumbre, debería ser territorio seguro. Hasta el momento no ha sido así.

Problemas de organización

En parte los problemas derivan de la forma en que la ONU organizó la cumbre. La secretaría de la Convención sobre el Cambio Climático (UNFCCC) quiso darle la oportunidad de participar a un máximo de organizaciones y grupos de interés.

Además, hasta hace algunos meses no se sabía que cerca de 120 jefes de Estado y de Gobierno viajarían también a Copenhague, con sus respectivas delegaciones. Nunca antes una reunión sobre el clima había convocado a tanto líderes mundiales.

Más allá de las circunstancias inesperadas, entregar 46 mil pases para un edificio de conferencias donde solo caben 15 mil personas, no parece lo más idóneo. Incluso considerando que muchas de ellas no estarían presentes durante las dos semanas de la cumbre.

Los incidentes del miércoles superaron cualquier expectativa. “Nunca vi algo así antes” declaró, perplejo Yvo de Boer. Horas antes había sido abucheado por miembros de la organización Amigos de la Tierra, que no pudieron entrar a la conferencia a pesar de tener sus pases en orden, por motivos de seguridad.

Para destacar el carácter especial de esta cumbre, De Boer la compara con las reuniones del G8 en las que el centro de la ciudad es aislado y las costas son patrulladas por buques de guerra. La ONU quería evitar este tipo de situaciones, pero ahora confiesa sus dudas: “Lo que pasó el miércoles ha puesto a prueba mi buena disposición. Realmente no sé si podremos seguir adelante de esta manera”, dijo De Boer.

Al parecer algunas organizaciones exageraron el número de acreditados. Por los pasillos del Centre Bella circulaban alrededor de 500 representantes de Amigos de la Tierra, y por lo menos otros 100 de la Federación Internacional de la Juventud Liberal.

Sin límites

Según el jefe de los jóvenes liberales, Bart Woord, los invitados de su organización podrían haber sido menos, pero nadie puso límites: “Esto es una especie de tragedia por exceso. La ONU pecó de ingenua y no puso límites a la cantidad de miembros por delegación. Para nosotros hubiera sido perfecto que nos dijeran que solo podíamos traer a 50 personas, pero nadie nos dijo nada”, explicó Woord.

Presión sobre los negociadores

En cualquier caso, según Woord los miles de representantes de ONGs y otras organizaciones pueden cumplir una función en Copenhague. Los jóvenes liberales canadienses, por ejemplo, ejercen presión sobre los negociadores de su país y envían información al minuto a los medios de prensa canadienses.

Por su parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza se dio a sí mismo un rol de observador. Sus colaboradores se preocupan de que todos los participantes tengan igual acceso a la información. Esto beneficia en particular a muchos países en desarrollo, que han enviado a Dinamarca delegaciones pequeñas y no pueden estar presentes en todas las reuniones.

Entre la transparencia y la seguridad

En los próximos días Yvo de Boer enfrentará un problema de seguridad de grandes proporciones, con la llegada de 120 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el mandatario estadounidense, Barack Obama. “Estoy ante un gran dilema”, dice De Boer. “Por una parte me enorgullece que hayamos organizado la conferencia más transparente del mundo, pero a la vez soy el responsable de la seguridad de todos y cada uno de los asistentes. Esto me obliga a encontrar un equilibrio entre transparencia y seguridad, lo que no es nada fácil”.

Para el viernes, cuando estén presentes los líderes mundiales, se reducirán las credenciales para las organizaciones no directamente relacionadas con las negociaciones. Solo podrán asistir 90 miembros por organismo, lo que dará lugar a situaciones como la que describe de antemano Donald Pols, del Fondo Mundial para la Naturaleza: “Ese día tendré que compartir mi pase con mi jefe”.

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